
Él era un capitán de los Mares de China.
Ella era una muchacha de oblicuos ojos bellos.
Un poco más de treinta él en años tenía,
a ella para los veinte le faltaba ya menos.
En el puerto se hallaron por obra del destino
y el corazón del hombre de pronto resurrecto.
Ella, momentos antes, había despedido
al esposo que íbase hacia lejanos pueblos.
Pero la jovencita no adoraba al marido
impuesto por herencia, por normas de familia.
El capitán le habló y entonces sus oídos
creyeron escuchar las cosas más bonitas.
El esposo volvió unos meses después
y he aquí que se encuentra con su mujer encinta.
El causante de todo ha mucho que se fue…
¡pues era un capitán de los Mares de China!
Ella era una muchacha de oblicuos ojos bellos.
Un poco más de treinta él en años tenía,
a ella para los veinte le faltaba ya menos.
En el puerto se hallaron por obra del destino
y el corazón del hombre de pronto resurrecto.
Ella, momentos antes, había despedido
al esposo que íbase hacia lejanos pueblos.
Pero la jovencita no adoraba al marido
impuesto por herencia, por normas de familia.
El capitán le habló y entonces sus oídos
creyeron escuchar las cosas más bonitas.
El esposo volvió unos meses después
y he aquí que se encuentra con su mujer encinta.
El causante de todo ha mucho que se fue…
¡pues era un capitán de los Mares de China!
Un Capitán de los mares de China,
ResponderEliminarque su herede dejó
y a una mujer
....aún.....
quizás en solo pocas horas,
y por pocas horas,
la felicidad le hizo conocer!
saluditosss
wen-besitos-baci
Hola, mi querida Marta!!
ResponderEliminarSí, fue feliz, y eso es lo que cuenta; no la historia conocida que deja.
Besos, muchos besos.
mmm...te extraño piccola!
ResponderEliminarte envio mio cariño
baci-wen-besitos
Oh, Martita!!!
ResponderEliminarEstuve en los foros con estos tres últimos poemas... ¿No me viste?
Bueno, no importa.
Ya nos veremos otra vez.
Besos, amiga mía!!